Mi abuela siempre decía que recibir gente en casa es una manera de mostrar quiénes somos. Para ella, cada reunión era una fiesta, una celebración del buen vivir, del disfrutar, del compartir. No es casualidad que la idea de estos percheros naciera en México, un país donde la hospitalidad se vive en cada detalle, incluso en los percheros que encuentras en casi todos sus restaurantes. Estos percheros no son solo funcionales; son un símbolo de bienvenida, de hacer sentir a todos como en casa.

Cuando me mudé a España, cada vez que recibía visitas de México y salíamos a comer, siempre surgía la misma pregunta: '¿Cómo es posible que aquí no te ofrezcan nada para colgar el bolso? ¿Dónde lo pongo?' Ese comentario, que se repetía una y otra vez, me hizo pensar: si no existe, ¿por qué no crearlo? Así nació la idea de Bag Pal, con la misión de resolver un problema cotidiano en los restaurantes, pero también con la intención de transmitir esa sensación de bienvenida y calidez que tanto valoramos.

Lo que empezó como una solución para los restaurantes, pronto se convirtió en algo más. Llené mi casa de percheros, que primero fueron para los bolsos, pero pronto empezaron a sostener la correa de Luna, la mochila de mi hijo, las bufandas que siempre acaban tiradas. Bag Pal se volvió indispensable en mi día a día, y sin darme cuenta, mi casa se convirtió en un pequeño showroom. Mi suegra quiso uno, luego mi cuñada, después las amigas del coro... Y así, casi sin proponérmelo, la comunidad Bag Pal empezó a crecer.

Hoy Bag Pal no es solo un perchero; es un aliado en el orden y en el disfrute, en casa o en cualquier lugar. ¿Te unes a nuestra historia?"